Hay momentos en la vida en que tu mismos no perciben los cambios que estas sufriendo e incluso si los percibes los niegas, Negación creo que los llaman, en mi caso han habido muchos desde liego pero quiero enumerar 2 particularmente llamativos.
El primero cuando aún me percibía como una mezcla entre niño y joven, en ese limbo donde hablas raro, eres muy grande para juegos de niños y muy pequeño para disfrutar de los entretenimientos de los jóvenes, aún no te dejan ingresar a las discotecas, pero tampoco puedes jugar en los juegos infantiles,
Iba yo tranquilo por el paseo Junín caminando tranquilamente cuando aún se podía y de repente un niño se me acerca y me dice , “Señor, señor me da la hora por favor”, yo no entendía si me estaba hablando a mi, cuando caí en en cuenta, le di la hora, pero a apenas entrar a mi casa ,me dirijo al baño a mirarme en el espejo, soy el mismo niño-joven que salio de la casa esa mañana y en un instante era un Señor o se un joven-adulto sentí una sensación extraña y por varios días esas palabras me resonaban en el cerebro y la verdad no sabia como interpretarlas, con nostalgia quizás sobre el niño que se había ido o con la alegría del adolescente que llegaba.
Mucho, mucho, mucho después, mientras hacia el check-in de un vuelo, la jovencita que me atendía muy amablemente , me pidió la cedula , reviso el pasa bordo y amablemente me dijo, “Señor tiene usted alguna enfermedad , adolece de algo , necesita ayuda especial … ?“ , la mire a los ojos y le conteste , no de momento no, en ese momento quedó certificado con testigos que yo había empezado a caminar sobre los años dorados, o que era ya de manera indiscutible un adulto mayor.